Hoy, 21 de abril, es el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación, y aunque tener más de un año viviendo en una pandemia ha llevado a muchos a desarrollar ideas nuevas y de mucho potencial, algunos – desde nuestros propios proyectos – reflexionamos sobre el significado de la creatividad cuando absolutamente todo parece ya estar creado.
Con el tiempo, me he dado cuenta de que sí, efectivamente todo está creado, pero también de que todas esas ideas y proyectos que nos sorprenden por su innovación y adelanto son resultado en partes iguales de una perspectiva única y de, en mayor o menor medida, inspiración de ideas previas ya establecidas.
Para mí, la creatividad y la innovación provienen de visualizar una mejora, por muy pequeña que sea, para algo que ya existe. Esto no quiere decir que ese ‘algo’ esté mal, que no haya tenido buenos resultados o que no haya cumplido su propósito; quiere decir más bien que las cosas siempre se mueven hacia adelante y que, inevitablemente, tendrán que evolucionar o deberán quedarse en el pasado.
Curiosamente, muchas veces creemos que esas ideas increíbles e innovadoras que tanto nos asombran – ya sea tecnología espacial o una simple y nueva manera de hacer las cosas – son resultado de una musa inspiradora que baja del cielo y dice “se me ha ocurrido esto y esta es la manera exacta en la que vas a desarrollarlo”.
Yo creo que todo el proceso de innovación es mucho más sencillo que eso y estoy convencido de que siempre parten de la mejora de una idea, proyecto, o proceso que ya existe.
La creatividad está en tu entorno – tómala
Durante el último año he tenido la oportunidad de descubrir que mis reflexiones tenían validez en la práctica. Tras encontrarme varios años trabajando en el área de ecommerce y marketing digital, podía ver cada vez más seguido que estaba rodeado de cosas que funcionaban muy bien como estaban, pero que se podían mejorar fácilmente.
Podía ver que, en el entorno profesional en el que me encontraba, existían tres mundos: el del marketing de afiliados, el del paid media y el de los influencers y, como pude comentar en el último webinar que compartí con mis partners, cada uno tenía sus pros y sus contras.
El marketing de afiliados permitía a creadores de contenido de cualquier tipo y tamaño generar comisiones a través de enlaces de seguimiento, pero para las empresas tenía la gran desventaja de no poder gestionar y controlar el tráfico que venía de los afiliados.
El área de paid media y anuncios digitales es obviamente un gran motor para la promoción de las marcas hacia sus potenciales clientes, pero cada vez es más latente la necesidad de llegar al público objetivo de formas más naturales y menos intrusivas.
En tercer lugar, el marketing de influencers funciona de manera muy efectiva para aumentar el alcance de cualquier producto o servicio a través de un creador de contenido de audiencia macro, pero le falta el seguimiento necesario para determinar sus resultados con exactitud.
Con la vista puesta en crear una solución a los problemas más urgentes de cada una de estas estrategias nació la idea de boost marketing.
Su propósito consiste en crear una comunidad de creadores de contenido con audiencias que confían en ellos, darles enlaces de seguimiento que incluyen en sus publicaciones promocionales y amplificar su contenido al convertirlo en anuncios para llegar de manera más natural a una audiencia objetivo.
Cuando me di cuenta de que había creado algo nuevo y que respondía a necesidades reales inspirándose en conceptos que ya estaban más que desarrollados, comprobé que nuestro entorno está repleto de ideas y proyectos que están a la espera de alguien que les ayude a evolucionar.
Y eso es precisamente de lo que van la creatividad y la innovación. De observar procesos ya establecidos – en mi caso fue en el marketing digital, en tu caso puede ser cualquiera que te imagines -, darles una vuelta de tuerca y conseguir mejorar los resultados y la forma de trabajarlos.